Mi abuela (La Marquesa, no la
otra!) me decía que en su juventud ella había sido moderna y de avanzada. Lo
demostraba el hecho que había viajado sola en barco y tren para volver desde su
internado en Londres hasta la casa familiar en Biarritz.
Impensado en una época en la cual
las " jeunes filles de bonne famille" no iban solas ni hasta la esquina. Sus
padres, sin embargo, confiaban en sus cualidades morales y su discernimiento
(lo dijo ella!).
Cuando sos chica, cuesta poner
las cosas en contexto, entender la evolución de las costumbres en el tiempo.
Para mí, mi abuela venía de la misma época que los dinosaurios o las pirámides
de Egipto. La sabía distinguida y bastante chupacirios, pero moderna? No podía
imaginar que alguna vez hubiese podido ser moderna.
Fast forward un siglo: ahora, algunas de las Jeunes Filles de nuestra familia (que no sé si
sigue siendo “bonne”, o en qué cornos nos hemos convertido), han partido para
todos los rincones del mundo con su mochila a cuestas.
Estuvieron en los peores hostels que se te ocurran, y también
alguna noche la pasaron en una estación. Hasta hubo una que durmió dentro del
recinto de un cajero automático. Por
suerte, no violaron ni mataron a ninguna. Y si alguna sufrió un robo, no fue
nada tremendo.
A cada edad le corresponde un
estilo de viaje, pero salvo el tema (no menor!) de la seguridad personal, las
caras frescas y bonitas ayudan a la hora de viajar. Siempre.
Me espanto cuando me cuentan que hacen dedo y se suben a camiones. Me espanto por ellas porque, seamos honestas: si yo hiciera dedo en una ruta, a mí, a estas alturas, no me lleva nadie, a menos que
sea para robarme.
A la hippie la pasaron a primera clase cuando llegó tarde a un vuelo que además
estaba sobrevendido. Antes de subirla a ella, cuántos pobres mortales comunes, del montón, habrán sido rebotados porque la suerte quiso
que estuviesen en el pelotón de cola en
la fila del check-in?
Juventud y Belleza le abrieron la
puerta de embarque, y la pasaron a la parte delantera del avión, nada menos! El
mismo Abrete Sésamo hizo que tampoco le cobraran exceso de equipaje, ya que
estábamos.
Llegás al momento de la vida en el cual te conviene haber acumulado experiencia para saber qué vuelos te convienen, un programa de viajero frecuente y de ser posible una buena tarjeta de crédito (preferentemente platino o negra) para conseguir un poco más de comodidad.
Le sumás una buena dosis de simpatía, buen humor y optimismo, y a no quejarse por estar vieja, porque peor sería la alternativa: no estar.
Envidio a las
rosas. Desde el pimpollo que es promesa, pasando por la flor abierta en todo su esplendor, hasta cuando empiezan a marchitarse, las rosas mantienen su belleza y dignidad a lo largo de toda su existencia. Hasta los pétalos caídos son lindos, y todavía pueden ir dentro de un libro o lucirse como popurrí dentro de un bol!
Más lo pienso, más me convenzo:
quisiera ser una rosa. Hasta hoy hubiese dicho una rosa amarilla, que son mis favoritas porque son las menos comunes, sólo por eso.
Algo habré heredado de mi abuela.
Cuanto más exclusiva, mejor!
Pero hoy la vi a esta, y no lo puedo creer ...
Pero hoy la vi a esta, y no lo puedo creer ...
veronique, estoy empezando a leerte y te felicito, realmente. es encantador tu modo de contar
ResponderEliminarte sigo, cariños
Muchísimas gracias, Stella. Me alegro que te guste!
ResponderEliminarUn beso,
pobre la que durmio en el cajero!!!.... (cabe aclarar cajero en barcelona... por que aca apenas si se puede entrar con el tiempo justo para sacar la plata antes de que te fichen y te roben!)....
ResponderEliminarMuy cierto lo tuyo!
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