No tengo derecho a quejarme del
calor. Si me gusta Marruecos en pleno
verano, con qué cara puedo protestar por unos amables 30 grados en Buenos Aires?
Por más que me repita el mantra,
hay momentos en que no alcanza.
Algunas cosas de la gran ciudad
en verano me parecen geniales: los días entre Navidad y Año Nuevo son una
especie de paréntesis, medio feriados en los cuales no pasa nada. Me encantan.
Es una época ideal para practicar el alpedismo. Deporte singular si los hay, que no requiere ni de cancha ni de equipamiento especial, lo puede practicar cualquier persona en cualquier momento ... parece mentira que haya gente que se ponga mal cuanto no tiene nada para hacer, y que pase por alto todas las satisfacciones que puede brindar el alpedismo!
Es una época ideal para practicar el alpedismo. Deporte singular si los hay, que no requiere ni de cancha ni de equipamiento especial, lo puede practicar cualquier persona en cualquier momento ... parece mentira que haya gente que se ponga mal cuanto no tiene nada para hacer, y que pase por alto todas las satisfacciones que puede brindar el alpedismo!
Admito que este verano tiene sus propias particularidades, no tan apetecibles. Primero el dengue, después el zica y el chikungunya ,,, es mucho. No tengo ninguna aversión desmedida contra los mosquitos, pero leer
todos los días el diario y enterarme que nos están viniendo tantas plagas
juntas … Merde!
La estadía de Klaus en casa me
puso un poco paranoica. Este pibe llegó a América del Sur vía Río de Janeiro,
de ahí se fue a Brasilia, a Encarnación y a Posadas antes de recalar en casa.
Sin saber y sin quererlo, se mandó la perfecta ruta del dengue.
Cómo saber si no estaba
infectado con el virus …Y si un fucking
mosquito lo picaba primero a él y después a mí ???
Se debe haber ido de acá pensando
que soy una mosquitofóbica aguda, porque
me vio poniendo espirales, tabletas y untándome en Off todo el tiempo. “Y sí”,
le dije “en verano cambio el Eau de Toilette
por Eau de Off”.
Sigo rezando a todos los santos
por que no tenga fiebre en la próxima
semana. Me lo imagino yendo a un centro
de salud en Suiza, contando por dónde anduvo viajando … Lamentaría que termine
aislado como un paciente de Ebola por culpa de un simple resfrío.
Tuvimos algunos días bien, bien
calentitos. Nada que ver con Marrakech,
es cierto, pero “lo que mata es la humedad”. Quién es el desgraciado que
inventó la sensación térmica? Por qué cuernos te ponen en la tele la sensación
en vez de la temperatura en Centígrados? Qué ganas de jorobar! No será que uno
siente más el calor por el efecto psicológico de ver esos avisos de alerta
naranja en la pantalla de la tele, y los números que van subiendo hasta 40 a
medida que avanza la tarde?
Rogaba que no se nos corte la
luz, mientras que los noticieros anunciaban cuántas decenas de miles de
usuarios se iban quedando sin suministro.
Hasta ahora, zafamos bastante bien. Me descubrí músculos que ni sabía que existían hasta que empezaron a doler después de unas cuantas subidas por escalera, pero aparte de eso todo bien.
Lo único que me retiene en Buenos
Aires este verano son los trámites. Hay
una interminable seguidilla de papeles que requieren de mi mejor esfuerzo (y
escaso know how) después de la muerte de mi padre.
Pensé que una buena forma de
llenar mi tiempo restante de manera productiva sería hacer lo necesario para
ponerme más en forma. Ejercicio, dieta, lo que sea!
Hasta los 20-30 años, cuando
quería adelgazar, me compraba un jean que me encantase en el talle ideal para
mí. No comía casi nada hasta que me entraba y lo lograba en poco tiempo.
Ahora, con suerte tomo té verde y
le agrego canela al café. Por lo que he leído en internet, tanto té verde como
canela aceleran el metabolismo. Para más que eso no me dan las ganas, y los
resultados están a la vista. Se ven sobre todo alrededor de la cintura.
La semana pasada una sobrina me
mandó por Whatsapp una foto mía que tiene un par de décadas, con una sola
palabra en el mensaje: “hermosa”.
Le contesté: “tenés razón, re linda foto. Esperame un minuto: voy, me tiro por el
balcón y vuelvo”.
Bueno, tendré las neuronas un
poco derretidas, pero en serio, lo juro: me encanta Buenos Aires en verano!
Klaus me regaló estas flores justo antes de irse. POR SUPUESTO que cambié el agua del florero todos los días !!!