viernes, 29 de enero de 2016

La calor en los tiempos del dengue








No tengo derecho a quejarme del calor.  Si me gusta Marruecos en pleno verano, con qué cara puedo protestar por  unos  amables 30 grados en Buenos Aires?

Por más que me repita el mantra, hay momentos en que no alcanza. 

Algunas cosas de la gran ciudad en verano me parecen geniales: los días entre Navidad y Año Nuevo son una especie de paréntesis, medio feriados en los cuales no pasa nada. Me encantan.

Es una época ideal para practicar el alpedismo. Deporte singular si los hay, que no requiere ni de cancha ni de equipamiento especial, lo puede practicar cualquier persona en cualquier momento ... parece mentira que haya gente que se ponga mal cuanto no tiene nada para hacer, y que pase por alto todas las satisfacciones que puede brindar el alpedismo!

Admito que este verano tiene sus propias particularidades, no tan apetecibles.  Primero el dengue, después el zica y el chikungunya ,,, es mucho. No tengo ninguna aversión desmedida contra los mosquitos, pero leer todos los días el diario y enterarme que nos están viniendo tantas plagas juntas … Merde!

La estadía de Klaus en casa me puso un poco paranoica. Este pibe llegó a América del Sur vía Río de Janeiro, de ahí se fue a Brasilia, a Encarnación y a Posadas antes de recalar en casa. Sin saber y sin quererlo, se mandó la perfecta ruta del dengue.

Cómo saber si no estaba infectado con el virus …Y  si un fucking mosquito lo picaba primero a él y después a mí ???

Se debe haber ido de acá pensando que soy una mosquitofóbica aguda,  porque me vio poniendo espirales, tabletas y untándome en Off todo el tiempo. “Y sí”, le dije “en verano  cambio el Eau de Toilette por Eau de Off”.

Sigo rezando a todos los santos por que  no tenga fiebre en la próxima semana.  Me lo imagino yendo a un centro de salud en Suiza, contando por dónde anduvo viajando … Lamentaría que termine aislado como un paciente de Ebola por culpa de un simple resfrío.

Tuvimos algunos días bien, bien calentitos.  Nada que ver con Marrakech, es cierto, pero “lo que mata es la humedad”. Quién es el desgraciado que inventó la sensación térmica? Por qué cuernos te ponen en la tele la sensación en vez de la temperatura en Centígrados? Qué ganas de jorobar! No será que uno siente más el calor por el efecto psicológico de ver esos avisos de alerta naranja en la pantalla de la tele, y los números que van subiendo hasta 40 a medida que avanza la tarde?

Rogaba que no se nos corte la luz, mientras que los noticieros anunciaban cuántas decenas de miles de usuarios se iban quedando sin suministro.  Hasta ahora, zafamos bastante bien. Me descubrí músculos que ni sabía que existían hasta que empezaron a doler después de unas cuantas subidas por escalera, pero aparte de eso todo bien. 

Lo único que me retiene en Buenos Aires este verano son  los trámites. Hay una interminable seguidilla de papeles que requieren de mi mejor esfuerzo (y escaso know how) después de la muerte de mi padre.

Pensé que una buena forma de llenar mi tiempo restante de manera productiva sería hacer lo necesario para ponerme más en forma. Ejercicio, dieta, lo que sea!

Hasta los 20-30 años, cuando quería adelgazar, me compraba un jean que me encantase en el talle ideal para mí. No comía casi nada hasta que me entraba y lo lograba en poco tiempo.

Ahora, con suerte tomo té verde y le agrego canela al café. Por lo que he leído en internet, tanto té verde como canela aceleran el metabolismo. Para más que eso no me dan las ganas, y los resultados están a la vista. Se ven sobre todo alrededor de la cintura.

La semana pasada una sobrina me mandó por Whatsapp una foto mía que tiene un par de décadas, con una sola palabra en el mensaje: “hermosa”.

Le contesté:  “tenés razón, re linda foto.  Esperame un minuto: voy, me tiro por el balcón y vuelvo”.

Bueno, tendré las neuronas un poco derretidas, pero en serio, lo juro: me encanta Buenos Aires en verano!





Klaus me regaló estas flores justo antes de irse. POR SUPUESTO que cambié el agua del florero todos los días !!!




lunes, 18 de enero de 2016

Los Peludos de regalo




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De pronto, un día, llegaba una carta de Francia. El viejo miraba el remitente, y si no era de la familia más directa, antes de empezar a leer adelantaba “seguro que es otro peludo de regalo”. 

(Hay que reconocer que mi padre llegó a excelentes niveles de vocabulario autóctono cuando se puso a practicar con los peones en el campo!).

Estas cartas de parientes que ni de casualidad mandaban ni una tarjeta para las Fiestas, traían todas un formato casi idéntico: preguntas sobre nuestro devenir en Las Pampas, anuncios de casamientos,  nuevos hijos, nuevos nietos, quejas (cuándo un Francés se va a privar de protestar ...) sobre la política / economía / gobierno francés y … el anuncio de que algún hijo del cuñado del primo político iba a estar en Buenos Aires entre tal y cual fecha y “me he permitido darle tu nombre y tu número de teléfono”.

Mis padres invitaban a los Frenchos aterrrizados por acá con un único e invariable programa: almuerzo en el restaurante de la esquina y sanseacabó.  Cómodo y barato. Lo que es una lástima, es que es un lugar que se especializa en salchichas alemanas y chucrut.  “Ya tendrán tiempo de comerse un buen bife de chorizo donde quieran”.

A medida que fui creciendo, y mis padres se volvían más mayores, empecé a poner el hombro (y mi casa, y mi cocina!) para  las invitaciones familiares.

Mi primo Guy (a quien nunca quise demasiado) llegó con un socio y no hizo más que quejarse del calor y de la suciedad de Buenos Aires desde que salió de Ezeiza.

 Un día más tarde, nos dejó plantados para la gran comida familiar que le había organizado en casa. Nos llevamos el susto de nuestras vidas, temiendo que lo hubiesen asaltado, violado o secuestrado.

 Suelto de cuerpo y como si nada,  llamó recién al día siguiente para decir que "se le había hecho tarde". Había salido  a festejar (sic), y no notó el paso del tiempo.  También aprovechó para pedirme si le podía pasar los datos de dos amigas mías para "divertirse un rato".

 Decir que lo mandé a freír churros es poco.

Me vengué contando la anécdota a toda la familia en cuanto fui a Francia. Peor que la condena social, es la condena socio-familiar.

Aurélie vino a cursar su último semestre de Ciencias Económicas en nuestra Universidad Católica. Me había comprometido a buscarla en el aeropuerto y a tenerla en casa hasta que lograse alquilar un departamento. Resulta que ella quería compartir el alquiler con otros estudiantes extranjeros a mitad del año lectivo. Jamás lo logró y la tuve de pensionista durante toda su estadía.

Esto no fue ningún castigo. En todo caso, me anoté flor de poroto. Los padres de la jovencita en cuestión no podían entender que yo me negara a cobrarles por la estadía un poco forzosa y no planificada de su hija. Para ellos, he pasado a ser una heroína.

El semestre en la UCA debe haber sido exitoso porque ahora Aurélie trabaja en un importante banco en París.  Después de 6 meses de alojarla, alimentar,  aconsejar y acompañar, me siento un poquito la artífice auxiliar de este logro. Sobre todo porque había venido un poco flojita de Español y le dí con todo para que pudiese cursar sin problemas. En un mes, hablaba muy bien Castellano, entendía lunfardo básico y se había vuelto una eximia puteadora.

Cada vez que hay una devaluación, cada vez que se sabe que el Peso anda por el piso, oh casualidad! redoblan los arribos.

Ahora llegó Klaus. Tenemos algún grado de parentesco, pero no lo sé con exactitud. Es algo así como para demostrar la teoría de los 6 grados de separación.

Klaus es Suizo y su idoma materno, paterno y habitual es el Alemán. Parece que todos los suizos no son tremendamente políglotas como yo creía, y para mí el Alemán es casi Chino. Nos arreglamos con su escaso Inglés y con Google Translate en la compu.

Un joven de unos 30 años, que se ha abalanzado con entusiasmo sobre cuanta comida típicamente nuestra le preparé. Ayer le pregunté si quería empanadas o milanesas. Me contestó "en ese orden está perfecto".

Es  un encanto de persona, muy querible,  pero puso a prueba mi vocación de guía turística y de consejera de viajes de TripAdvisor. No lograba interesarlo demasiado con los bosques de Palermo, ni con el museo Evita, ni haciéndolo ver la Casa Rosada ni el centro. Le ofrecí acompañarlo a La Boca y San Telmo pero no le entusiasmó. Por las dudas, ni mencioné una visita guiada del Colón o el Museo de Bellas Artes ...

A falta de mejores ideas, le sugerí que se diese una vuelta por Plaza Serrano, con la esperanza que se encontrase con otros jóvenes extranjeros. Exito total: me cuenta de bares y boliches de los cuales jamás oí hablar, ya probó dos docenas de marcas de cerveza, vuelve al amanecer y duerme hasta después de mediodía.

Para tener en cuenta: algunos vienen por tango y paisajes, otros quieren ver expresiones de cultura, y también están los que descubren que en Buenos Aires lo que siempre sobra es LA JODA !!!!





martes, 5 de enero de 2016

En verano, diosa TOTAL !!!





- “Protección factor 50, anteojos de sol y una gran capelina cada vez que salgas de tu casa. Diosa To-tal!  Y por supuesto, jamás tomar sol entre las 11 y las 4”  -  me dijo la dermatóloga.

Todo esto  con una enorme sonrisa dibujada en su cara, como si me estuviese dando la mejor de las noticias. Me pareció que esperaba que me pusiera a saltar de alegría.

De vez en cuando (a veces … muy pocas veces … ) recuerdo sacar turno con la dermatóloga y me hago controlar manchas y lunares.

Las recomendaciones son siempre las mismas, y por supuesto redoblaron cuando me tocó pasar por un quirófano para que me sacaran un par de manchitas de la cara.

“Estas no me gustan. No nos vamos a arriesgar. Mejor sacarlas enseguida: dejemos todo esto atrás cuanto antes y nos quedamos tranquilas” – había dicho la Dra. Eterna  Sonrisa mientras que me hacía la orden para la cirugía.

Todos sabemos que el sol es malo. Peor aún por estas latitudes, donde tenemos el privilegio de tener el Maldito Agujero de Ozono. 

Por mi parte, hace décadas que me enteré  que mi tipo de piel  (“blanco teta” para mí) se llama oficialmente  Piel Celta / Fototipo I. Los  Celtas fueron un pueblo medio misterioso del cual no se sabe demasiado. Deduzco  que  jamás estuvieron muy expuestos al sol si ser Celta es ser una sin-color como soy yo: pelo grisáceo desde el día que nací (“el ceniza queda divino con reflejos" me ha sugerido mi peluquero) Ojos de color indefinido que no soportan la luz intensa. Y piel que lo mejor que sabe hacer es ponerse roja, despellejarse y volver al blanco cada vez que osé intentar tomar colorcito de verano.

Pobre Doctora Eterna Sonrisa. Le va a costar convencerme a moi, justamente que puedo convertirme en una Diosa Total.  Diosa Total yo?, no lo veo, no me calza el título. Soy la que se viste porque desnuda tendría frío, usa zapatillas porque los tacos no sirven para caminar, no se maquilla si no tiene un evento especial y aprendió a teñirse el pelo en casa con tal de no pisar una peluquería.

De las indicaciones post cirugía casi, casi que agradezco el no poder tomar sol. Una tortura menos, una buena excusa para usar autobronceante sin complejos.

Lo del sombrero fue más difícil. No cualquiera sabe llevar bien un sombrero. Es algo glamoroso, hay que hacerlo con actitud.

 La actitud adecuada, no la mía, que me sentía medio ridícula. Pero de a poco fui aprendiendo.

Es decir, aprendí a que no me importe.

Lo del glamour me parece que lo voy a dejar para otra vida.

Pero lo peor, lo recontra peor, fue pasar el escrutinio de Mi Señora Madre. Ella tiene el monopolio del sentido estético y la elegancia.

Jamás olvidaré su cara de horror la primera vez que aparecí en su casa equipada como se me indicó para el verano.

Me sorprendió un poco su espanto, aunque reconozco que mi look no era demasiado logrado con mi  sombrero calzado a la que-me-importa  y la cara blanca como una actriz de kabuki  … al menos los Ray Ban estaban  bien  (creo).

A ella, gran tomadora de sol en su juventud, ya le han tocado eventos similares. Esperaba un poco más de comprensión. Yo no hacía más que cumplir con las indicaciones médicas. Quiero evitar más visitas a un quirófano, dado que tengo una piel de porquería, piel de Celta.

Mis explicaciones no parecieron impresionarla demasiado:

 “No sé nada de eso. Si te dijeron que tenés eso, debe ser algo que has heredado de tu padre”

Insití apelando a la lógica. Sabemos que el sol es malo para todo el mundo - salvo quizás para los negros de Africa. O no?

Mirá, yo creo que es un tema de suerte esto de tener buena o  mala salud. Yo nací con mala salud, es lógico que me haya pasado de todo. Claro que tomé mucho sol. Me esforcé muchísimo para estar bien toda mi vida. A diferencia tuya, siempre hice todo lo que estaba a mi alcance para estar lo mejor posible.  Cuántas veces te dije "il faut souffrir pour etre belle"? (hay que sufrir para ser bella)?.

Quise decirle que más allá de la falta de cuidados, la predisposición genética tampoco ayuda:

“Estos  médicos de prepaga. Dicen cualquier cosa. Qué tiene que ver la genética ??  Siempre me joroban con lo mismo. Como si alguno de ellos tuviese un árbol genealógico como el nuestro. Bueno, en realidad el mío; ya sabemos que el de tu padre no aporta mucho lustre a la familia.”






viernes, 1 de enero de 2016

Fin de Año



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Fue un fin de año atípico.

Para empezar, el auto se negó a moverse ya en la noche del 30. Arrancaba bien, pero no avanzaba, como si estuviese puesto el freno de mano.  Ya sabemos que tiene unos cuantos años, pero con lo bien que lo cuido, con todo el cariño que se  le prodiga, parece mentira que el ingrato se decida a hacerse el paralítico horas antes de fin de año!

Nadie pretende encontrar un taller mecánico un 31 de Diciembre, entonces el Menor tuvo la buena idea de pedirle auxilio a su hermano (El Mayor). Por suerte, ellos estaban sobrados de un auto y le prestaron la gran van familiar que tienen y no iban a utilizar.

 El agradecido hermano salvado de tal manera, fue directo a una estación de servicio para cargar nafta. Como siempre suele hacer con mi auto, dijo “lleno, por favor” y nunca más miró el surtidor.  Así, con el dolor de su tarjeta de crédito se enteró que “lleno” en el caso de una van con mucha autonomía significa 70 litros de combustible.

 Estoy segura que el hermano generoso y salvador estará super feliz con tamaño regalo inesperado.

Mi hermano vive muy lejos y no suele pasar las fiestas con nosotros, la parte Porteña de la familia. Pero, siendo que este es el primer Año Nuevo después de la muerte de nuestro padre, me había dicho  que iba a pasar por acá, camino a la casa familiar de La Costa.

Me había anunciado que iba a llegar a las 3 de la tarde. Lo conozco, así que no me sorprendí para nada cuando mi madre me dijo que la habían llamado diciendo que no iban a llegar antes de las 9 de la noche.  En realidad, lo que terminó haciendo fue salir demasiado tarde de su casa, y pasó Buenos Aires de largo y siguió directo hasta la costa. Nada nuevo, nada que sorprenda demasiado.

Ayer a la mañana, mi madre me llamó diciéndome que había recibido una carta de un banco “urgente” y que no entendía nada. Conozco estos tipos de emergencias, así que anulé mis buenas intenciones de pasar por la peluquería para empezar bien el Año Nuevo, y corrí hasta  su casa. Nada. No había nadie. Esperé más de una hora, hasta que llegó. Se había encontrado en la calle con una amiga, y se fueron a tomar un café.

La carta en cuestión era un resumen de cuenta y una especie de folleto deseando Felices Fiestas. “Yo no te dije que era urgente, te dije que si es del banco, podía ser urgente.” 

Volví a casa pasado mediodía, cansada, acalorada y muerta de hambre. El Menor quería almorzar, pero no había nada “como la gente” en casa, y él seguía pálido y al borde del desmayo después de haber dejado un par de días de su sueldo dentro del tanque de combustible de su hermano.

Antes de pensar en comer, me tenía que ocupar del auto. En casa las cocheras son móviles, y tenía que organizarme con mis vecinos para ubicar al traidor en un lugar donde no estorbase el paso de ningún otro.

Hice bajar al garaje a los tres vecinos cuyos autos iba a tener que cambiar de lugar. Mientras que el ingeniero del 3ro discutía con el del 9no sobre probables problemas de circuitos del Peugeot, me subí al auto, le dí arranque, puse primera … y avanzó como si nada ¡!! Cambiamos los autos de lugar de todos modos, y me volví a casa dejando a mis vecinos pensando que estoy loca de remate.

Justo cuando volví, llegaba el delivery con una docena de empanadas a casa. El Menor me había dicho que él se ocupaba del almuerzo.

También tenía 4 mensajes en mi celular y otro tanto en el teléfono fijo.

Mi hermano me  avisaba desde  La Costa que estaban si gas en la casa. Seguía una explicación sobre la corrosión de las mangueras que conectan  los tubos de gas, que ni me molesté en escuchar.

Los amigos que me habían invitado a festejar el Fin de Año con ellos se acababan de pelear y suspendían todos los festejos,

y mi madre quería saber si tenía noticias de mi hermano.

Me comí un par de empanadas con mi hijo. Decidimos no pensar en el auto “hasta el año que viene”.

Me di una ducha.

Fui hasta mi panadería / confitería favorita y me compré 3 locatellis de pavita.

Cuando volví a casa, desenchufé el teléfono de línea y me puse a mandar mensajes de buenos deseos a todos los que me importan. Recibí tarjetas virtuales, mails y la cereza del pastel fue un video lindísimo que me emocionó hasta las lágrimas.

A las doce de la noche estaba desnuda mirando tele en la cama con el ventilador de techo prendido.  Una copa de champagne en la mano y el foie gras  traído de Francia debidamente ajusticiado.

LA PASE GENIAL.