Fue un fin de año atípico.
Para empezar, el auto se negó a
moverse ya en la noche del 30. Arrancaba bien, pero no avanzaba, como si estuviese
puesto el freno de mano. Ya sabemos que
tiene unos cuantos años, pero con lo bien que lo cuido, con todo el cariño que
se le prodiga, parece mentira que el
ingrato se decida a hacerse el paralítico horas antes de fin de año!
Nadie pretende encontrar un
taller mecánico un 31 de Diciembre, entonces el Menor tuvo la buena idea de
pedirle auxilio a su hermano (El Mayor). Por suerte, ellos estaban sobrados de
un auto y le prestaron la gran van familiar que tienen y no iban a utilizar.
El
agradecido hermano salvado de tal manera, fue directo a una estación de
servicio para cargar nafta. Como siempre suele hacer con mi auto, dijo “lleno,
por favor” y nunca más miró el surtidor. Así, con el dolor de su tarjeta de crédito se
enteró que “lleno” en el caso de una van con mucha autonomía significa 70
litros de combustible.
Estoy segura que el hermano generoso y salvador estará
super feliz con tamaño regalo inesperado.
Mi hermano vive muy lejos y no
suele pasar las fiestas con nosotros, la parte Porteña de la familia. Pero,
siendo que este es el primer Año Nuevo después de la muerte de nuestro padre,
me había dicho que iba a pasar por acá,
camino a la casa familiar de La Costa.
Me había anunciado que iba a
llegar a las 3 de la tarde. Lo conozco, así que no me sorprendí para nada
cuando mi madre me dijo que la habían llamado diciendo que no iban a llegar
antes de las 9 de la noche. En realidad,
lo que terminó haciendo fue salir demasiado tarde de su casa, y pasó Buenos
Aires de largo y siguió directo hasta la costa. Nada nuevo, nada que sorprenda
demasiado.
Ayer a la mañana, mi madre me
llamó diciéndome que había recibido una carta de un banco “urgente” y que no
entendía nada. Conozco estos tipos de emergencias, así que anulé mis buenas
intenciones de pasar por la peluquería para empezar bien el Año Nuevo, y corrí
hasta su casa. Nada. No había nadie.
Esperé más de una hora, hasta que llegó. Se había encontrado en la calle con una
amiga, y se fueron a tomar un café.
La carta en cuestión era un
resumen de cuenta y una especie de folleto deseando Felices Fiestas. “Yo no te
dije que era urgente, te dije que si es del banco, podía ser urgente.”
Volví a casa pasado mediodía,
cansada, acalorada y muerta de hambre. El Menor quería almorzar, pero no había
nada “como la gente” en casa, y él seguía pálido y al borde del desmayo después
de haber dejado un par de días de su sueldo dentro del tanque de combustible de
su hermano.
Antes de pensar en comer, me
tenía que ocupar del auto. En casa las cocheras son móviles, y tenía que
organizarme con mis vecinos para ubicar al traidor en un lugar donde no
estorbase el paso de ningún otro.
Hice bajar al garaje a los tres
vecinos cuyos autos iba a tener que cambiar de lugar. Mientras que el ingeniero
del 3ro discutía con el del 9no sobre probables problemas de circuitos del
Peugeot, me subí al auto, le dí arranque, puse primera … y avanzó como si nada ¡!!
Cambiamos los autos de lugar de todos modos, y me volví a casa dejando a mis
vecinos pensando que estoy loca de remate.
Justo cuando volví, llegaba el
delivery con una docena de empanadas a casa. El Menor me había dicho que él se
ocupaba del almuerzo.
También tenía 4 mensajes en mi
celular y otro tanto en el teléfono fijo.
Mi hermano me avisaba desde La Costa que estaban si gas en la casa. Seguía
una explicación sobre la corrosión de las mangueras que conectan los tubos de gas, que ni me molesté en
escuchar.
Los amigos que me habían invitado
a festejar el Fin de Año con ellos se acababan de pelear y suspendían todos los
festejos,
y mi madre quería saber si tenía
noticias de mi hermano.
Me comí un par de empanadas con
mi hijo. Decidimos no pensar en el auto “hasta el año que viene”.
Me di una ducha.
Fui hasta mi panadería /
confitería favorita y me compré 3 locatellis de pavita.
Cuando volví a casa, desenchufé
el teléfono de línea y me puse a mandar mensajes de buenos deseos a todos los
que me importan. Recibí tarjetas virtuales, mails y la cereza del pastel fue un video lindísimo
que me emocionó hasta las lágrimas.
A las doce de la noche estaba
desnuda mirando tele en la cama con el ventilador de techo prendido. Una copa de champagne en la mano y el foie
gras traído de Francia debidamente ajusticiado.
LA PASE GENIAL.
LA PASE GENIAL.
No hay comentarios:
Publicar un comentario