domingo, 26 de abril de 2015

Un día de elecciones primarias en Buenos Aires

Día divino! Brilla el sol, temperatura perfecta y ni un poquito de viento:  a votar se ha dicho!

Jamás voy demasiado temprano, no sea cosa que me  enganchen para quedarme  en alguna mesa. También le huyo al mediodía, cuando caen las multitudes de los que se creen  que van a ser los únicos en ir durante el horario de almuerzo.

Algunos dicen que es genial ir a ultimísima hora, pero eso sí que no puedo: soy demasiado ansiosa. Me da miedo que surja cualquier imprevisto y quedarme sin poder ir a votar.

Entonces, temprano pero no tanto, fui a votar a una escuela que ni sabía que existía, pasando más o menos 6 otras escuelas públicas en el camino y más cerca de mi casa … cómo es que hacen, cómo lo logran, que en cada elección me toca votar en un lugar diferente? Misterios …

Estrené mi documento nuevo, aquél que sustituye al  cuarto modelo de documentos únicos (si son únicos, por qué cambian todo el tiempo?), aquél que realmente creí que era el único y definitivo, aquél que guardé con amor y cariño desde el día que me lo dieron, a los 18 años. Me  parece que en la generación de nuestros padres, la libreta de Enrolamiento o la Libreta Cívica eran el documento válido para votar a lo largo de toda una vida. Ahora, no sé qué se cambia más seguido: nueva versión de iPhone, o nueva versión de DNI?

Noté que vuelven a dar troqueles como constancia de voto. Mucho documento nuevo, pero si no fuera por el viejo DNI, devenido guarda-constancias, no sé dónde joracas guardaría los troqueles!

Después del voto, me junté a tomar cafecito con una amiga. Meta noticias y chismes, justamente estábamos hablando de nuestros respectivos hijos cuando le entró un mensaje de texto de uno de sus hijos (estudios universitarios completos, el pibe). Lo lee, se ríe, y me lo lee en voz alta “Vieja, se necesita algo más para votar, aparte del DNI”?

Yo le hubiera contestado que tenía que llevar la primera orina de la mañana!!!

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