domingo, 1 de noviembre de 2015

Chau y Bonjour!









Chau a los asados, las empanadas y el Malbec.

Bonjour a los quesos, las crêpes y los patés.

Esta vez vine con uno de mis hijos (El Menor).

Mis primeras impresiones al llegar a Francia son siempre más o menos las mismas. Me impactan el orden, la limpieza y la estética.

Vamos en tren cruzando campos y bosques. Los colores del otoño son una belleza.  Vemos pasar iglesias y casitas preciosas,  cada paisaje digno de una foto … y el torrente de comentarios fluye sin parar, mientras que mi hijo, con comprensión, paciencia – y también muerto de sueño – asiente sin aportar demasiado.

Llegamos a destino  y sigo en modo admirativo / didáctico: “fíjate lo que es la estética, lo cuidado de todos los parques y jardines”.

Entramos al departamento, y le hago una breve reseña de los diferentes estilos de los muebles antiguos. Recalco el placer que me causa estar rodeada nuevamente de tantas cosas bellas, y lo placentero del shock estético cada vez que vuelvo después de un tiempo.

 Ubicamos las valijas en nuestros respectivos cuartos, y le muestro de paso el resto de las instalaciones: “… baño completo por acá. Fijate que consta de lavatorio, bañadera y bidet. Inodoro aparte, en segunda puerta  al final del pasillo”.

Mi hijo me mira, parece meditar medio minuto y me dice “vieja, una pregunta. Tengo una duda estética: todo bien si cuando voy al baño me dejo los pantalones bajos para ir hasta el baño grande con el bidet”?

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