Ayer hubo paro general en Argentina. Como ciudadana, soy una Doña Rosa
común, no tengo nada para hacer al respecto, salvo padecerlos.
Como Destination Expert en los foros de TripAdvisor, puedo (y debo, me
parece) tener un rol más activo, informando a los usuarios de esta red social
qué es lo que puede pasar, qué recaudos tomar, etc.
Huelgas hay en todo el mundo, nadie se asombra demasiado por eso, ahora …
explicar los piquetes y los cortes de calles, eso, es otro cantar. En TripAdvisor
hemos encontrado una forma de salir del paso, una expresión adoptada por los
habitués del foro. Cuando alguien empieza a preguntar cosas como “pero cómo
puede ser que en ese país no te avisen, no se sepa qué esperar, o comentarios
similares, les contestamos “T.I.A. =
This is Argentina”.
Chau, punto, entiendanloN, si piensan venir
acá. No somos Estados Unidos, no somos Europa, no somos Africa tampoco (aunque
a veces … mejor lo dejemos ahí!).
Lo que me sorprendió bastante ayer, fue ver en
la tele a unos cuantos periodistas comentando sobre los paros en Francia y
comparando cómo son las cosas allá.
Cada vez que pienso en una protesta en Francia,
lo primero que me viene a la mente es “y
mirá que con estos no se jode: estamos hablando de los que en su momento usaron
la guillotina”.
Un poco más contemporáneos fueron los
comentarios que me he tenido que deglutir de colegas Franchutes en los colegios
ídem de Buenos Aires “es de no creer lo mansos
que son ustedes … rebaño de ovejas … por mucho menos que esto, nosotros salimos
a las calles”.
Dá la casualidad que el año pasado aterricé en
Charles de Gaulle justamente en medio de una huelga de trenes (sobre la cual –
obvio – no tenía la menor idea). Inocente de mí, me dirigí toda orgullosa de
mis conocimientos de la Vie en France,
metí mi tarjeta de crédito en una terminal de autoservicio de la empresa de
trenes (SNCF) y esperé que me escupiera mi pasaje previamente reservado. El
pasaje salió, pero con un mensaje “raro” que con el cerebro hecho puré después
de 13 horas en una lata de sardinas no pude descifrar.
Confiada en mi savoir-faire de viajera arrastré
la valija hacia la zona de espera y me encontré con todo un despliegue
inhabitual de empleados de Sncf pululando por doquier. Había mesas puestas como para un picnic,
torres de botellas de agua mineral, y (como una también domina el Inglés) me
dije “what the fuck ???
- “La grève, Madame” fui prontamente informada.
- Mi tren hacia MaVille? - “Cancelado, Madame”.
…. con total cortesía, rodeada de galletitas,
budincitos varios y toneladas de botellas de agua mineral. Convite provisto por
Sncf, désolés por los inconvenientes que pudieran ocasionar.
En esos momentos, por más que la Argenta que
vive en mí se deslumbre por tanta organización y urbanidad, igual quedaba
resolver el tema crucial: llegar a MaVille, donde me esperan mi depto, mi cama,
mi lugar.
Plaza de la estación de trenes de MaVille - otoño 2015
Parecía que mis mejores chances estaban en Montparnasse, que es una estación en el medio de París que tiene muuuchas más frecuencias de trenes. Me tomé uno de los micros de Air France y para allí partí.
Plaza de la estación de trenes de MaVille - otoño 2015
Parecía que mis mejores chances estaban en Montparnasse, que es una estación en el medio de París que tiene muuuchas más frecuencias de trenes. Me tomé uno de los micros de Air France y para allí partí.
En Montparnasse, me fui directo hacia la boletería.
Resignada, me puse en la laaarga fila con mi pasaje en la mano izquierda, mientras
que arrastraba la valija con la derecha y sujetaba la billetera entre los
dientes cuando al toque se me acercó un empleado de los que pululan en estos
casos, con sus chalecos violetas de Asistencia al Viajero. “Cambiar el pasaje
hasta MaVille porque no salen los trenes de Charles de Gaulle? Pero Madame,
usted tiene un pasaje válido. Vaya hasta las plataformas y súbase al primer
tren que la lleve hasta allá”.
Totalmente en modo Frencho, después de estar
pisando suelo de los ancestros por más de dos horas, metí el pasaje en las
maquinitas que “compostent” (validan con un sello que tiene fecha y hora) y
efectivamente bastante rápido me subí a un tren en el cual – horreur – no tenía asiento fijo reservado.
Me tuve que sentar en cualquier asiento libre, toda una novedad para mí,
habituada a elegir mi lugar en los viajes normales de los trenes de alta
velocidad. (Cuando llego allá, se me borran en dos minutos mis recuerdos del
Mitre y del Sarmiento).
Me puse a charlar durante el viaje con un chico
joven (les decís que vivís en Argentina y todos te dicen “Messi”! Siempre). Me
enteré por él que los días de huelga los controladores no hacen su recorrida
por los trenes – para evitarse las puteadas, según él. Por lo tanto, inútil
validar / compostar el pasaje. La práctica común sería dejar el pasaje virgen,
sin marcarlo, y luego pedir el reintegro del 100% del precio pagado.
Mirame a los Frenchos, mucha civilización, pero
también se mandan sus truchadas!
Cuando al fin llegué les conté de mi periplo
a mis primas. Me confirmaron que estiman que está bien pedir reintegro del pasaje / viajar gratis en día de huelga "lo único que faltaría, tener que pagar cuando te obligan a cambiar de tren y llegar con demoras ... un desastre .... en este
país de merde ya no se puede vivir”.
. Más sobre Francia en Junio 2016, huelgas y despelotes varios en este post:
http://laveritedelamilanesa.blogspot.com.ar/2016/06/francia-primavera-2016.html
Foto: en Palermo, 6 de Abril 2017
. Más sobre Francia en Junio 2016, huelgas y despelotes varios en este post:
http://laveritedelamilanesa.blogspot.com.ar/2016/06/francia-primavera-2016.html
Foto: en Palermo, 6 de Abril 2017
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