… sino cómo se las vive!
Soy una de esas personas a quien el
clima le cambia el ánimo: así como me cuesta mucho sentirme bien y hacer acopio
de buen humor cuando llueve o hace frío, así también como el sol y el calor me
hacen andar por la vida con cara de feliz cumpleaños.
Nada sorprendente entonces que este
fin de semana que es un verdadero anticipo de primavera me encuentra enamorada
de la vida y del universo.
Podría haber empezado mal el día
porque no me quedaba café, omisión imperdonable
para todo cafeinómano que se respete. Decidí no flagelarme por tan grave
omisión y más bien obsequiarme un
desayuno de Domingo en el barcito de la esquina de casa.
Cuando iba por la primera medialuna,
se acercó una señora un tanto madura y
antes de sentarse a su mesa me miró y me dijo “perdón por la espalda”. Ante mi
cara de sorpresa aclaró “no es nada personal, me voy a sentar dándole la
espalda porque desde este lado tengo la mejor vista”.
Claramente, todos podemos ubicarnos a
nuestras respectivas mesas como se nos da la gana, pero me pareció tan atento,
tan considerado que tuviera una frase
amable, que reconociera la existencia de otro ser humano al lado de ella, que
me conmovió.
No pude evitar pensar cómo hubiese
sido esta misma escena en la tierra de mis abuelos y me tenté: me imaginaba el
estupor de un Frencho pensando “para qué me habla esta mujer, si yo no la
conozco”.
Vuelvo a casa; tengo un par de horas
antes de volver a salir. Ya lavé todos los platos de ayer e hice un lavarropas.
Suficientes tareas domésticas para un Domingo.
Decido venirme a la compu y, por
fuerza de costumbre me dirijo a mi dormitorio. Miro la cama, y pienso que
tirada ahí, con la compu encima, soy la perfecta imagen de Mujer Sola como un
Perro Sin Programa en un Domingo Divino. La idea no me seduce demasiado. Miro
hacia afuera y veo que mi azalea estalla de flores, y me percato que asoman los
primeros brotes de los plátanos …
Instalé la reposera en el balcón y ahí
me llevé la compu para escribir. Con este sencillo gesto, que no me insumió más
que desplazarme unos dos metros, ahora he pasado a ser la imagen de Mujer Libre
como un Pájaro que Disfruta a pleno de tarde Preciosa en su Balcón.
Como dije: las cosas no son lo que
son, sino cómo se las vive!