Los hijos ya volaron del nido y
marido hace rato que no tiene más. Se terminaron las vacaciones según
el calendario de la escuela. Todavía le falta un tiempo antes que una mala caída
pueda terminar en un reemplazo de
cadera. Las amigas están casi todas casadas y las pocas que están sueltas no
tienen muchas posibilidades de viajar.
Así las cosas, puede viajar
sola o no viajar. Y ella, elige viajar.
Existe un El en la vida de Ella, sin rótulo
que lo defina con precisión. Hubo algún tipo de relación en el pasado. Decir
que fueron pareja es demasiado; decir que ahora son buenos amigos quizás sea lo
más real. En su último cumpleaños, alguien preguntó en calidad de
qué El estaba en su casa y ella contestó con total sinceridad “ni
idea, El es El; más que eso no puedo explicar”. Ella cree que lo importante es
lo mucho que compartieron. Los años fueron pasando y ambos han presenciado como el otro viene sumando más kilos y más canas. Lo malo prescribió hace rato y
lo bueno lo quiere honrar.
Hace unos días su hijo le anunció que
había encontrado una oferta imperdible de pasajes para Sudáfrica y que él se
iba a encargar que Ella lo aprovechara.
Viajera y voladora empedernida, se dejó convencer con facilidad. En cuanto
había puesto su número de tarjeta de crédito en el proceso de compra online y recibía confirmación con código de reserva,
empezaron las dudas y también un poco los temores.
Aunque le encanta preparar una valija
y nada en la vida la hace más feliz que el despegue en un avión, esto es Sudáfrica.
Y sabe bien que de Sudáfrica lo único que sabe … es que no sabe nada! Lo
primero que le vino a la mente es que allá hay muchos jacarandás. Esta fanática
de sus flores azuladas, se dio cuenta que iba a viajar en el momento justo para
verlos en flor. Un extra impensado, producto de la total casualidad, pero que
terminó de convencerla de lo acertado y oportuno de este viaje.
Había logrado lo más importante, el cruce del charco a precio inigualable. Ahora quedaba por delante la misión de armar el viaje de la mejor forma. El desafío es atrapante para quien ama viajar. Ella recogió el guante con entusiasmo y se puso a trabajar, haciendo la tarea cual alumna estudiosa y aplicada.
Paso días recopilando información en
internet y consultó todos los foros pertinentes en TripAdvisor . Solamente una
vez que tuvo desde Johanesburgo hasta Ciudad del Cabo,
pasando por Kruger, Bontebok, Hodespruit y Mapungubwe aprendidos, ubicados e incorporados
a su vocabulario, llamó a su agente de
viajes de confianza.
La propuesta de la agente resultó muy atractiva, y empezó a imaginarse en reservas privadas, en carpas
que parecen palacios con arañas de cristal, jacuzzis al aire libre, un té servido por un zulú y la sabana con búfalos, elefantes y leones como
telón de fondo.
Mujer al fin, investigó en
profundidad los requerimientos de vestuario, hasta que (muy a su pesar, porque no le gustan
los colores de la tierra) se convenció que beige, gris y verde oliva es la gama
requerida. Un problema para quien adora sus jeans y cree firmemente que el azul
es el rey de los colores. Todo sea por confundirse con el entorno y no
espantar a los animales. También pasó revista a sus sombreros, y quedaron en un
empate sin solución el tejano favorito y la gorra sin gracia de TripAdvisor.
Sabe que el tejano le queda espectacular, pero llevarlo en la mano a lo largo de 6 vuelos? Lo irá a soportar? El eterno dilema de
glamour versus practicidad.
Más veía, más leía, más buscaba, averiguaba, y se instruía, más pena le daba emprender esta aventura sin compañía. Todos los precios vienen calculados para dos, ella iba a pagar para
ella sola casi lo mismo que todos los que viajan x 2. Además, esas camas king size envueltas en una
cascada de tul de mosquitero, esas
alfombras de piel de tigre, un trago al atardecer, con romántica vista al
Limpopo o el Luvuvhu, mientras que una gacela pasaría caminando frente al lodge
… Un libro y un buen trago no son mala compañía, pero … también se podría estar
mejor. Por el solo hecho que las cosas compartidas se suelen disfrutar más,
nada más que por eso.
Entonces, juntó coraje, y le contó
sus planes a EL. El caballero es un hombre de asfalto, y como bien ya suponía la idea no lo cautivó en lo más mínimo. Ella no se desilusiona ni se
ofende, prefiere más bien recordar que aprendió a viajar sola, de alguna manera, gracias
a El. Hace muchos, muchos años, hubo una ruptura justo antes de un verano. Ella
había ahorrado para hacerle un regalo importante y de pronto se encontró con
dinero y sin compañero para sus vacaciones. El regalo se transformó en un viaje
a Méjico para ella, y entonces aprendió que no necesitaba depender de nadie más
para viajar.
En los preparativos para Sudáfrica,
se dio cuenta que había caído en la trampa que tantas veces recomendó a otros
evitar: los destinos románticos, los lugares típicos de viaje de bodas no son
para los que viajan solos. El viajero single debe ir a ciudades, o lugares
donde haya un público que no se componga de parejas solamente. El lodge de lujo
no solamente le iba a costar carísimo, simplemente no era lo mejor para ella.
El destino ya estaba confirmado, y
para un cambio de planes utilizó el recurso que mejor conoce, los foros de TripAdvisor.
Con la sutileza que dan años de experiencia en esta red social, empezó a
escribir en un tema y otro, diciendo siempre que iba a ir a Sudáfrica ella
sola, y qué le recomendaban hacer y dónde alojarse?
En 24 horas llegó la sorpresa: un
fotógrafo Estadounidense, asiduo participante del mismo foro, prácticamente un
conocido en el mundo de la red, le envió un mensaje privado preguntando por sus
fechas de viaje. Como los caminos del Destino son insondables, por algún motivo
tuvo que haber una falla en el proveedor de su zona que la dejó por más de un día
sin internet. Hubiese podido ir a otro lugar para conectarse, pero prefirió
quedarse así, sin contestar y con la satisfacción de comprobar que cuando se
cierra una puerta se puede buscar hasta que se abra otra.
Por el precio adecuado se puede jugar a ser Meryl Streep en Africa Mía, pero
Robert Redford no va a estar. Algunas cosas no tienen precio y todo lo demás –
casualmente - lo va a pagar con Mastercard.
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